«Pisar firme, tenerlo todo bajo control, saber manejar cada situación….».
Seguro que estas frases nos resultan muy conocidas y las hemos repetido, deseando que se hagan realidad, y más cuando pasamos por momento bajos. Lo ideal sería ser una persona segura, pero esa ofuscación por la seguridad nos puede hacer inflexibles con nosotros mismos y también nos impide tener una visión más amplia, nos impide ver desde distintos puntos de vista.
Actuamos a «piñón fijo», con la obsesión de eliminar de nosotros la inseguridad. Entonces lo que hacemos es reforzar en nosotros lo que no queremos sentir. Lo importante no es rechazar esos momentos, sino comprender y aceptar que podemos elegir, resistir contra el miedo y el dolor.
¿A alguien le gusta estar inseguro? Seguramente a nadie, pero muchas veces no podemos evitarlo. Forma parte de nuestra vida. Somos seres humanos. Si nunca hubiéramos conocido la tristeza, no podríamos conocer la alegría. Tener inseguridad, es una elección que tiene ventajas. Una actitud de «no resistencia» es muy eficaz para la comprensión y así poder sacar la mejor lección de la situación.
Lo dice la sabiduría Taoísta:
«Cuando hay tormenta, el árbol más rígido suele quebrarse, mientras que el junco lo salva su flexibilidad”.
Bendiciendo mi inseguridad, que me motiva a avanzar en mí camino.
Autor: 
EL Candil de los Pensamientos 