EL Candil de los Pensamientos

Cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida. Cuando tenga sed, mándame alguien que necesite una bebida. Cuando tenga frío mándame alguien que necesite calor. Cuando tenga un disgusto, preséntame alguien que necesite consuelo. Cuando mi cruz se haga pesada, haz que comparta la cruz de otro. Cuando esté pobre, ponme cerca de alguien necesitado. Cuando me falte tiempo, dame alguien que necesite unos minutos míos.

Cuando sufra una humillación, dame la ocasión de alabar a alguien. Cuando esté desanimado, mándame alguien a quien tenga que dar ánimo. Cuando sienta necesidad de la comprensión de los demás, mándame alguien que necesite la mía. Cuando sienta necesidad de que me cuiden, mándame alguien a quien tenga que cuidar. Cuando piense en mí mismo, atrae mi atención hacia otra persona.

Madre Teresa de Calcuta

No nos hemos convertido en un crisol, sino en un precioso mosaico con gente, creencias, anhelos, esperanzas y sueños  diferentes.

Por el respeto entre todos, y la tolerancia.

Einstein decía:

«LA ENERGÍA NO SE CREA, NO SE DESTRUYE, SIEMPRE EXISTE. SOLAMENTE SE TRANSFORMA POR MEDIO DEL PENSAMIENTO O VOLUNTAD DE QUIEN LA MANEJA «.

«El hombre es desgraciado porque no sabe que es feliz. ¡Eso es todo!  Si cualquiera llega a descubrirlo, será feliz de inmediato, en ese mismo minuto. Todo es bueno.

Dostoyewski»

La felicidad y la infelicidad son estados que creamos, por lo tanto aunque existan momentos que bajen nuestra vibración de armonía, sigamos siendo felices.

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski (ruso: Фёдор Михайлович Достоевский) (Moscú, 11 de noviembre 1821 – San Petersburgo, 9 de febrero 1881) es uno de los principales escritores de su época en la Rusia Zarista, cuya literatura explora la psicología humana en el complejo contexto político, social y espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX. Walter Kaufmann citó las Memorias del subsuelo (1864), escritas con la amarga voz del anónimo «hombre subterráneo», como «la mejor obertura para el existencialismo jamás escrita».4 En el mismo sentido, el prestigioso intelectual y escritor austriaco Stefan Zweig consideró al escritor ruso como «el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos».5 Su obra, aunque escrita en el siglo XIX, refleja al hombre y la sociedad de hoy.6 Sigmund Freud dijo en su obra Dostoievski y el parricidio que el capítulo de «El gran inquisidor», de la novela Los hermanos Karamázov, era una de las cumbres de la literatura universal. Cabe resaltar, asimismo, la influencia ejercida sobre Nietzsche, quien afirmó:

Dostoyevski, el único psicólogo, por cierto, del cual se podía aprender algo, es uno de los accidentes más felices de mi vida, más incluso que el descubrimiento de Stendhal.- Friedrich Nietzsche  El crepúsculo de los ídolos.

¡Hola!, os saludo desde este, mi rincón,…mi blog El Candil de los Pensamientos.

Para muchos seré un desconocido, para otros seré alguien que es el administrador de este lugar, y para otros quien compartió momentos únicos con ellos.

Hoy utilizo este espacio internaútico para saludaros para saber que estáis, y que sepáis que yo también estoy.

Hace tiempo que solo hago que vivir, sobrevivir, que en ocasiones ya es bastante, todo cambia, todo evoluciona, y quizás el camino que se emprende sea el camino a caminar en este momento. Son tiempos de tormenta y encrucijadas, son tiempos de seguir en pie. Pero es tiempo de aprender, de enseñarse a uno mismo, de comprender, y de adaptarse.

Somos  creadores de nuestro ahora, somos los dueños absolutos de ese proceso, proceso en el que me encuentro ahora, y desde mi rincón, desde mi reducto de la soledad, va germinando la semilla, va haciéndose fuerte, para el nuevo horizonte donde extenderá su fruta.

Son tiempos tormentosos, pero  es necesaria la tormenta, purificadora y enriquecedora.

Un abrazo fraternal desde mi reducto de la soledad, a todos.

No es lo que he caminado, sino donde he llegado, no es lo conseguido, es lo que queda por venir; olvidar el pasado, vivir el presente, construir el futuro.

Autor:Silver  

Quiero que me oigas, sin juzgarme.

Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mi, sin exigirme.

Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí

Quiero que me cuides, sin anularme.

Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.

Quiero que me abraces, sin asfixiarme.

Quiero que me animes, sin empujarme.

Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas, sin mentiras.

Quiero que te acerques, sin invadirme.

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,

que las aceptes y no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas, que hoy, hoy puedes contar conmigo.

Sin condiciones. 

Jorge Bucay