Quien escribe esto desea dejar claro que respeta cualquier religión, creencia y fe. Que cuanto ha expuesto es solamente una reflexión escrita sobre algunas preguntas y sus respuestas, sobre Jesús, su imagen y la propia Iglesia. Que nadie se sienta molesto por lo expuesto, pues se hace con el total respeto a cuantas personas y creyentes profesan la religión católica. Se ha intentado relatar una parte histórica de los acontecimientos que acontecieron en torno a Jesús de Nazaret.
Tenia la intención hace tiempo de escribir sobre Jesús de Nazaret y la Iglesia, y así dar a conocer un poco mejor esta cuestión, y sobre todo como se ha trasiverjado con el paso de los siglos.
Según los Evangelios, Jesús solamente citó la palabra «Iglesia» en dos ocasiones, y en ambas se refería a la comunidad de creyentes, jamás a una institución actual o futura. Pero la Iglesia Católica, sigue manteniendo la imagen de hacer de Jesús el fundador de su institución, y de sus reglas, que no son más que necesidades jurídicas y económicas de dicha estructura, hecha a golpes de decreto con el paso del tiempo.
Se suele mantener según los historiadores que la Biblia asegura la tesis de que Jesús no instituyó nada, prácticamente, nada. En los textos del Nuevo Testamento, escritos años después de la muerte de Jesús, tampoco hay un modelo organizativo, sino que se cita varias formas de organizar una comunidad eclesiástica y sus ministerios sacramentales; de esta manera aparecieron las diferencias, y disputas, que surgieron entre los primeros modelos eclesiales que admitieron los creyentes de Jerusalén, Antioquía Corinto, Efeso, Roma, Tasalónica, Colosas, etc.
Puede parecer raro mantener que Jesús no fue cristiano, pero este es uno de los pocos datos que se saben de él, con seguridad. La opinión del Profesor Etienne Trocme, estudioso del tema, es que Jesús no fundó ninguna Iglesia, sino que lo único que hizo fue intentar agrupar al «pueblo de Israel», bajo un nuevo prisma, y las pruebas están en todos los Evangelios.
Por ejemplo, la indiscutible profesión de fe judía que hizo Jesús en Mateo 5, 17-18:»NO PENSEIS QUE VINE PARA ABOLIR LA LEY O LOS PROFETAS, NO VINE A ABOLIRLA, SINO A PERFECCIONARLA. PORQUE EN VERDAD OS DIGO QUE ANTES DESAPARECERAN EL CIELO Y LA TIERRA, QUE UNA JOTA O UNA TILDE DESAPAREZCA DE LA LEY Y QUEDE SIN CUMPLIR».
O la enseñanza hecha a sus apóstoles de que se abstuviesen de predicar a los gentiles (no judíos) y se reservasen para las «ovejas perdidas de la casa de Israel», Mateo 10, 5-7: «A ESTOS DOCE ENVIO JESUS, ADVIRTIENDOLES: «POR TIERRA DE LOS GENTILES NO ANDEIS, Y NO ENTREIS EN CIUDAD DE SAMARITANOS. ID MAS BIEN A LAS OVEJAS PERDIDAS DE LA CASA DE ISRAEL». Queda entonces claro que Jesús hizo un esfuerzo para mejorar la práctica religiosa del Judaísmo, entre su pueblo y ante la visión de la llegada del «Reino de Dios». No se molestó, ni perdió ni un solo segundo de su vida, en organizar nada, porque estaba convencido de que el mundo, tal como se conocía, iba a tener su final antes de lo que se esperaba, «EN VERDAD OS DIGO QUE HAY ALGUNOS DE LOS QUE ESTAN AQUI QUE NO GUSTARAN DE LA MUERTE ANTES QUE VEAN EL REINO DE DIOS» Lucas, 9-27.
Tal como varios teólogos mantienen, resulta muy cierto que las primeras comunidades cristianas, al no poder justificar el constante retraso de la segunda venida de Cristo a La Tierra movieron su punto de vista del futuro al presente y cambiaron sus esperanzas de salvación en esperanzas de redención, cambiando el modelo de Jesús, que necesitaba presencia física, por otro menos comprometido, y que por no ser demostrable, podía sustentarse con fe ante los incrédulos, que Jesús-Cristo, con su pasión y muerte, liberó y redimió , a todos los seres humanos.
¿De donde surgió entonces las Iglesias? Hay que encontrarla en la evolución de un proceso histórico que terminó en unas formas que nadie pudo preveer. Por lo que queda claro, que no es una institución que proviene de la voluntad de Jesús, ya que la Iglesia como es conocida hoy, antepone la autoridad de su Tradición a la de las Sagradas Escrituras. Por lo que se puede afirmar, que la Iglesia Católica, interpreta como «negro» aquello que Jesús, mostró como «blanco», despreciando la realidad original, imponiendo el criterio interesado de la misma a todos los fieles católicos.
Para la historia, queda el recuerdo, gris y vergonzoso, del Concilio de Nicea, en el que un grupo de obispos acobardados y prostituidos (vendidos) a la voluntad del Emperador Constantino, no hicieran nada y dejaran que Constantino, definiera e impusiera algunas de las reglas fundamentales de la Iglesia Católica, como la creencia de que padre e hijo son lo mismo, y el Credo Trinitario.
Se constituyó en teólogo, Constantino, por la gracia de si mismo. El Credo que rezan todos los católicos, no procede de la inspiración con la que el Espíritu Santo iluminó a los prelados conciliares, sino de la coacción que ejerció el Emperador Romano sobre los hombres de aquella época. Con una Iglesia tan servil, Constantino no tuvo problemas en usar a su antojo y voluntad a la Iglesia Católica, como unificación de su imperio bajo una sola religión, así como disfrute de su ego.
Sin embargo, y como anecdotario, este Emperador, murió y dejó un guiño cruel a la historia, sin antes reírse hasta la extenuación de los obispos que dirigió como títeres, y de la Iglesia Católica. Por eso cuando enfermó, primero buscó remedio a su enfermedad en los baños calientes de Constantinopla, y luego en las reliquias de Luciano, patrono protector del arrianismo y discípulo de Arrio. Por último recibió en su palacio, Archyrona, de Nicomedia, el bautismo, pese a su deseo de tomarlo a las orillas del Jordán, como Jesús. Así queda claro, según los preceptos de la Iglesia Católica, que el primer príncipe cristiano murió como «hereje».
De mano de este personaje comenzó su andadura Iglesia Católica, convertida en una fundación de poder temporal, que cogió en exclusividad la representación del mensaje de Jesús, según están recogidos en los Evangelios, que manipularon y eligieron, pero a los que nunca fueron fieles.
Pero si la Iglesia no la instituyó Jesús, dicha Iglesia, desvirtuó sus palabras y las escrituras así como muchos acontecimientos narrados. Es de interés saber que en la Biblia se muestra, sin lugar a dudas, que Jesús no fue ejecutado a los 33 años, que no pasó en el sepulcro tres días, que los apóstoles no creyeron en la personalidad divina de Jesús, ni en la resurrección. Solo lo expongo, sin entrar en mas valoraciones. Por lo que queda bastante claro que la Biblia, son unas escrituras sobre la vida de Jesús, de las cuales fundamentalmente, se pueden extraer enseñanzas, aquellas que Jesús dejó.
Pero tomarlas al pie de la letra sin más sería un acto de conformidad y aceptación, que en ningún momento Jesús expresó, si se tienen en cuenta sus palabras en muchísimos momentos.
Por ultimo, pidiendo disculpas por lo largo de este escrito, y por el cansancio que tendréis acumulado en vuestros ojos por la lectura, espero se entienda esta explicación larga sobre la Iglesia, con la cual no pretendo ni erigirme en juez de nada, ni siquiera en predicador de alguna verdad, simplemente aclarar algunos conceptos y dejar claro que no hay frustración ni desasosiego en mis letras, mas bien una profunda reflexión y una ruptura con algunos preceptos después de todo lo vivido y experimentado. Muchas de estas reflexiones al surgido después de la lectura del libro de Pepe Rodríguez, «Mentiras Fundamentales de la Iglesia Católica», un estudio a ratos apasionante, otros reflexivo y en algunos momentos inquietante.