Un día del siglo IX preguntaron al maestro Mu-Tchu (discípulo de Lin-Chi):
.-¿Cómo podemos liberarnos de las obligaciones diarias de comer y vestir?.
.-Comiendo y vistiéndonos.
.-No lo entendemos.
.-Si no comprendéis, vestiros y comer vuestra propia comida, porque la liberación has de buscarla en lo finito e inmediato.
Por tanto cualquier acto de la vida ordinaria que se realice con atención plena, cuerpo y mente unificados, en el aquí y ahora, y desprovisto de toda intención egoísta, estará en sintonía con el espíritu Zen y con uno mismo, y supone una excelente autoeducación hacia la armonía con la condición normal de cada instante o circunstancia.
CON ESPIRITU ZEN,
SILVER