Extraído del libro de género epistolar de Kahlil Gibran, CARTAS DE AMOR DEL PROFETA, este fragmento nos permite reflexionar sobre lo que no nos faculta el matrimonio o cualquier relación, de pareja a hacer, por el simple hecho de compartir y vivir con tu amado/a, ya que la verdadera relación de pareja es dar sin recibir, y entonces recibiremos igualmente lo que damos, amor.
Dice así:
«El matrimonio no faculta a nadie para esclavizar al otro, excepto en aquellas parcelas donde uno permite ser dominado. Tampoco da otra libertad más allá de la que uno decide admitir, porque sólo podemos recibir aquello que damos. Para las personas inteligentes la base del matrimonio es una genuina amistad en la que cada uno lucha por sus propios sueños y por los de la persona a quien ama.»
Sin esos sueños, la relación se transforma en una serie de almuerzos y cenas en la cocina. No existen dos almas idénticas. En la amistad y en el amor los dos implicados levantan las manos juntos, para asir un momento que no podrían alcanzar si estuviesen separados. La vieja formula de la ceremonia del matrimonio «recibes a fulano de tal, en la salud y en la enfermedad, etc.» me parece absurda. ¿Como alguien puede «recibir» a otro? Uno de los dos dejaría de existir o incluso peor: ambos perderían su identidad. Eliminando formulas de unión, ésta es la Era del Amor, recibiendo al otro sin perder tu identidad, pero siendo uno desde el espíritu de dos, con amistad, con muchos almuerzos y cenas, llenos de ilusión y de encanto por el simple hecho de vivir la vida en amor. El matrimonio (o unión) no faculta a hacer esclavos, ni a crear dominios abanderando un falso amor. Pero si que faculta, a hacer seres libres llenos de amor, ilusión y pasión.
CON AMOR DE LÁMPARA DE ACEITE,
AUTOR:SILVER