«Existe una temprana corriente del cristianismo que tenia más en común con el budismo que con las doctrinas de Roma, y que sigue teniendo adeptos en la actualidad. Esta forma de cristianismo floreció en la Alta Edad Media y fue mantenida por un grupo de practicantes solitarios que seguían una vida contemplativa. Se ha comprobado que muchas iglesias modernas cuyos cimientos fueron celtas habían sido originariamente morada de ermitaños que más tarde fueron canonizados y que obtuvieron un día especial de conmemoración.
En muchos lugares de Irlanda, , Gales, y Escocia, se pueden encontrar pequeñas capillas o restos de ermitas en las zonas más remotas y desoladas. En las comunidades monásticas cristianas celtas, la meditación era una parte significativa de sus vidas y sus meditaciones dieron lugar a obras literarias y a trabajos artísticos. Sentían gran afinidad con la naturaleza y el mundo natural, al que atribuían propiedades místicas.
Los contemplativos dedicaban gran parte de su tiempo a permanecer sentados cerca de un río o de un árbol especial al que atribuían propiedades sagradas. El cristianismo celta era una iglesia que no contaba con mártires y que no imponía el sufrimiento ni promovía disputas teológicas amargas.
Se caracterizaba por la compasión y la moderación en todos sus aspectos. Cuando el cristianismo llego por primera vez a Irlanda y al territorio británico, se fue mezclando sin problemas con los viejos métodos ya que ambas ideologías compartían muchos de sus principios.
Muchas de las prácticas druidas resultaban aceptables para los cristianos, los druidas por ejemplo, promovían una inquebrantable creencia en la continuidad de la vida tras la muerte física. A la mentalidad celta le resultaba natural componer plegarias especiales para cada ocasión, para usarlas como un mantra budista, casi como hechizos protectores. En la práctica de la meditación es normal utilizar algún tipo de herramienta como divisa protectora, para garantizar que no sobrevenga ningún mal como resultado del trabajo interior.
Actualmente numerosas personas han renunciado al cristianismo por considerar que su iglesia ha perdido el camino espiritual, y, en consecuencia. la habilidad para ofrecer una realización. Sin embargo , hay un amplio cuerpo de sabiduría y literatura sobre el misticismo en la tradición cristiana que incluye mucha información válida sobre la experiencia de la meditación contemplativa.“
Extraído del libro MEDITACION, TRADICIONES Y PRACTICA de Bill Anderton.
Siéntate, ponte cómodo, cierra los ojos, escucha todos los sonidos que puedas escuchar. Escucha en el silencio cualquier ruido que puedas oír. Deja que esto tranquilice tu mente. Medita sobre el silencio. Cada uno puede encontrar su forma de meditación, y la misma nos puede servir para aceptar la responsabilidad de realizar esas mejoras en nosotros mismos, y en el mundo en que vivimos.
Silver