H. G. WELLS fue un autor, filósofo y político inglés, famoso por sus novelas de ciencia-ficción, que contienen descripciones proféticas de los triunfos de la tecnología así como de los horrores de las guerras del siglo XX. Herbert George Wells nació el 21 de septiembre de 1866, en Bromley, Kent, estudió con una beca en la Normal School of Science de Londres. Trabajó como aprendiz, contable, tutor y periodista hasta 1895, en que pudo dedicarse por completo a escribir. Su relación con Rebecca West, que duró diez años, dio como fruto un hijo, Anthony West, nacido en 1914.
Durante los siguientes 50 años escribió más de 80 libros. Su primera novela, La máquina del tiempo (1895), en la que se entrelazaban la ciencia, la aventura y la política, obtuvo un éxito inmediato.
Le siguieron gran cantidad de obras en esta línea, como El hombre invisible (1897), La guerra de los mundos (1898) y Las cosas del futuro (1933), todas ellas dieron origen a una película. Wells escribió asimismo novelas en las que llevaba a cabo extensos retratos de los personajes, ejemplos de las cuales pueden ser Kipps (1905) y La historia de Mr. Polly (1910), en los que describe con fina ironía el fracaso de las aspiraciones sociales de sus protagonistas. En ambas se deja entrever el medio en que pasó su juventud; la primera cuenta la historia de un profesor cuyo trabajo no recibe el reconocimiento que merece, mientras la segunda retrata a un aprendiz de una mercería.
La gran mayoría de sus restantes libros se pueden clasificar como novelas sociales. Entre ellas se encuentran Ann Veronica (1909), en la que defiende los derechos de las mujeres; Tono-Bungay (1909), un ataque al capitalismo irresponsable; y Mr. Britling va hasta el fondo (1916), que describe la reacción del inglés medio ante la guerra. Después de la I Guerra Mundial escribió una obra histórica que se hizo inmensamente popular, El esquema de la historia (2 volúmenes, 1920). A lo largo de toda su vida, Wells se preocupó, y dejó amplia constancia de ello, de la supervivencia de la sociedad contemporánea. Durante un breve periodo de tiempo fue miembro de la Sociedad Fabiana.
Aunque creyó firmemente en la utopía según la cual las vastas y terroríficas fuerzas materiales puestas a disposición de los seres humanos podrían ser controladas de un modo racional y utilizadas para el progreso y la igualdad entre los habitantes del mundo, poco a poco fue volviéndose más pesimista. Así Del 42 al 44 (1944) criticaba a la mayoría de los líderes mundiales de ese periodo; y El destino del homo sapiens (1945) expresaba las dudas del autor acerca de la posibilidad de supervivencia de la raza humana. Escribió asimismo Experimento de autobiografía, antes de su muerte, acaecida el 13 de agosto de 1946, en Londres
El libro es narrado en clave documental, la escritura de Herbert George Wells constituye un eficaz relato en primera persona del inicio de la guerra contra los marcianos, de su irrupción en el universo humano y de una comprensión de la debilidad de la posición humana frente a fuerzas superiores. En una prosa directa, el protagonista va recorriendo los entresijos de la sociedad en la que vive y de su propia reacción frente a una situación límite, la certeza de la destrucción de un mundo que hasta entonces consideraba seguro e inmutable.
No constituye un tratado filosófico sobre las debilidades de la sociedad humana, sino que más bien utiliza las frecuentes reflexiones al respecto como telón de fondo de una peligrosa situación de la que es testigo excepcional. Gracias a su posición privilegiada en el inicio de la ofensiva marciana, no sólo somos testigos de la parte de la historia que correspondería a un mero peón, sino que podemos ir analizando las partes más importantes del devenir de la guerra, así como ir analizando poco a poco la información que le llegará al protagonista más adelante.
Se comprende perfectamente la inquietud que pudiera despertar este inquietante relato, puesto que el modo en que narra la historia permite al lector identificarse fácilmente con el protagonista y sus reacciones. Los tempos de la narración son muy adecuados, intercalando reflexiones personales amparadas en la observación de los acontecimientos con retazos de la historia posterior a la primera intentona de los marcianos, ofreciendo así ambos puntos de vista.
El 30 de octubre de 1938, Orson Welles (1915-1985) y el Teatro Mercurio, bajo el sello de la CBS, adaptaron el clásico La guerra de los mundos, novela de ciencia ficción de H.G. Wells, a un guión de radio. La historia es una extraordinaria adaptación del libro. Los hechos se relataron en forma de noticiario, narrando la caída de meteoritos que posteriormente corresponderían a los contenedores de naves marcianas que derrotarían a las fuerzas norteamericanas usando una especie de «rayo de calor» y gases venenosos. La introducción del programa explicaba que se trataba de una dramatización de la obra de H. G. Wells; en el minuto 40:30 aproximadamente aparecía el segundo mensaje aclaratorio, seguido de la narración en tercera persona de Orson Welles, quince minutos después de la alarma general del país, que llegó a pensar que estaba siendo invadido.
Los oyentes que sintonizaron la emisión y no escucharon la introducción pensaron que se trataba de una emisión real de noticias, lo cual provocó el pánico en las calles de Nueva York y Nueva Jersey (donde supuestamente se habrían originado los informes). La comisaría de policía y las redacciones de noticias estaban bloqueadas por las llamadas de oyentes aterrorizados y desesperados que intentaban protegerse de los ficticios ataques con gas de los marcianos. La histeria colectiva demostró el poder de los medios de comunicación de masas, y este curioso episodio también catapultó a la cima la carrera de Welles.
El programa duró casi 59 minutos: los primeros cuarenta correspondieron al falso noticiario, que terminaba con el locutor en la azotea de la CBS falleciendo a causa de los gases y seguía con la narración en tercera persona del profesor Pearson (Orson Welles), que describía la muerte de los invasores. Muchos años después, en 1998 y con motivo del 60 aniversario de la histórica transmisión de La guerra de los mundos, dos emisoras de radio, una en Portugal y otra en México, emularon a Orson Welles transmitiendo de nuevo una versión contemporánea, con los mismos resultados entre los radioyentes, 60 años después.
En México, la emisora de radio XEART, la señal 152 en el estado central de Morelos, fue la que transmitió una de las versiones, producida y adaptada por el divulgador científico mexicano Andrés Eloy Martínez Rojas , con gran éxito. El gobierno de México procedió, ante los rumores generados, a una búsqueda exhaustiva de los restos de un supuesto meteorito. Cabe señalar que Arthur C. Clarke, en su obra 2001: Una odisea en el espacio, escrita en 1966, narra en forma retrospectiva en la novela (ubicada en el año 2001) la realización de dos dramatizaciones más de la historia de H.G.Wells, con lo que de manera casual se cumplió tal profecía, entonces futurista.
La primera película sobre la novela es una versión de 1953 dirigida por Byron Haskin, y protagonizada por Gene Barry y Ann Robinson ganando un Oscar a los efectos especiales ese año. En este film no es un inconveniente que no se respete la línea argumental del libro al pie de la letra. El concepto es lo importante, no el escenario.
Era una serie B con un poco mas de presupuesto, pero no se disponía tampoco de mucho dinero. La película conserva esa cuidadísima narración que diferencia no ya sólo el cine, sino cualquiera de las obras literarias de antaño, que no necesitaban provocar para ganar premios ni buscar la enésima vuelta de tuerca, sino entretener, algo fundamental. También destacan una impresionante fotografía en thecnicolor y el montaje.
Lo mejor: el gran ritmo; el principio, cuando sólo se ve el misterioso meteorito; cuando el doctor y Sylvia quedan atrapados en zona «conquistada» (momentos de tensión esperando ver a los extraterrestres físicamente); el apocalíptico final en la ciudad, en el que las masas desesperadas se atropellan entre sí; y, por supuesto, la vieja quiosquera anunciando a voz en grito, pero indiferente mientras hace punto, los alarmantes titulares de los periódicos.
En 1978 Jeff Wayne, un compositor que ya había despuntado en más de una composición en el mundo del teatro y la escena en general, y que posteriormente ampliaría su campo de acción como productor de música de alto nivel, compuso la que sería la pieza cumbre de su carrera, un musical (aunque yo prefiero la denominación»composición dialogada«) inspirado en el mítico libro de H. G. Wells, «La guerra de los mundos«.
Con motivo del estreno de la superproducción de Steven Spielberg, la nueva adaptación de esta novela, la gente de Sony/BMG ha realizado un lavado de cara total. Ha remasterizado las grabaciones de 1978, en un proceso de quitarse el sombrero, ha doblado todos los diálogos con dobladores de auténtico lujo como Teófilo Martínez (que pudimos escuchar en la mítica serie de Don Quijote de animación, siendo uno de los mejores dobladores que ha tenido España en su historia), que sustituye a Richard Burton en la edición oficial, y ha conseguido que esta partitura se presente no sólo en formato CD, sino en SuperCD. Un lujo de Edición que se completa con un magnífico libreto con dibujos de distintos ilustradores que ya aparecieron en el LP original, y con la trascripción en español de los diálogos escuchados en estos dos compact disc.
Musicalmente hablando esta «Guerra de los mundos» es una verdadera joya del rock sinfónico, con riff de guitarras, bajos y teclados que crean una ambientación realmente asfixiante. Se puede comprobar la maestría en la composición de Jeff Wayne, capaz de simular desgarradores sonidos de destrucción a manos de un siniestro ataque de «cilindros», como de describir musical y evocadoramente un paisaje extraterrestre en nuestro mismo planeta causado por la vegetación rojiza que los «marcianos» dejan a su paso.
Para afianzar la composición de Jeff, la partitura contó con las magistrales interpretaciones de David Essex y Phil Lynott, cantante y bajista de los Thin Lizzy, y Justin Hayward, cantante y excepcional guitarrista de los «The Moody Blues«, que aquí tienen momentos realmente magistrales.
La partitura en su tiempo fue un verdadero récord de ventas, llegando a vender más de 12 millones de ejemplares en todo el mundo, con el tema principal de los «marcianos» quedando en nuestra mitología musical moderna, un tema inolvidable, que más de uno tarareaba sin saber nada de su procedencia.
Jeff Wayne realiza en el 2006 un espectáculo multimedia por primera vez desde la grabación del disco. Las presentaciones tuvieron localidades agotadas en cada ciudad inglesa en que fue presentada. El espectáculo cuenta con una mezcla de cantantes y música en vivo, dirigidos por el mismo Jeff Wayne, así como representaciones multimedia de las naves marcianas que atacan las ciudades inglesas y de una nave marciana de 90 metros de altura que dispara rayos incandescentes al público en el show. Por si fuera poco, hay la presentación CGI en el escenario de Richard Burton narrando la obra.
Se respeta copyright y derechos de autor, pues se utiliza sin ningún ánimo de lucro
Se grabó un DVD de la presentación que se realizo en el mítico Estadio de Wembley con la Black Smoke Band y el ensamble de 48 cuerdas ULLAdubULLA. En el escenario cantan y actúan Justin Hayward, líder de la banda Moody Blues, y Chris Blinded By The Light Thompson. Ambos del reparto original de 1978. Se unen a ellos los nuevos talentos de Russell Watson como Parson Nathaniel, Tara Blaise como Beth, Alexis James como el artillero y Anna-Marie Wayne como Carrie, la novia de George Herbert, personificado por Richard Burton, el periodista.
Al ver el film de 2005 de La Guerra de los Mundos se entiende porque Steven Spielberg es uno de los mejores directores de la historia. En una trama literalmente copada por la acción, consigue que cada escena sea sorprendente e impactante. Escalofriante. El comienzo del filme, es grandioso, con su luz desgarrada, gracias a un realismo espectacular en el que los ingenios extraterrestres cobra una fisicidad prácticamente nunca vista en el cine (no sólo son impresionantemente reales a nivel de textura), es que el diseño es tan «técnico», que uno puede creerse perfectamente que esos aparatos pueden aterrizar aquí mañana mismo.
Sin embargo, con mano magistral, a medida que avanza la película, el director es capaz de ir cambiando toda la dirección artística para rendir infinitos tributos, no sólo a la película original de 1953, sino al cine de los años 50 en general, con sus contraluces, y sus decorados artificiosos y saturados de color. «La guerra de los mundos» utiliza de manera sabia todas las posibilidades que la tecnología ofrece para servirnos un filme con ambiente de pesadilla del que parece imposible despertar… y sobrevivir.
Hablando de la película de 1953, es entendible que en su momento, a merced de sus f/x se convirtiera en un clásico, y teniendo en cuenta que su protagonista, Gene Barry, no es uno de los mejores actores de la historia, quien por cierto hace un cameo en ésta. Varias son las diferencias que separan a los dos filmes y que hablan mucho de cada momento histórico. En primer lugar el protagonista. Mientras que en la primera es un científico de primera línea, una eminencia que reparte tranquilidad allí por donde va, en la segunda es un pobre hombre. Desaparece esa seguridad que Estados Unidos podía tener en los años 1950. La película de Spielberg está dominada por un sentimiento de indefensión e impotencia continuo. Si en la original las relaciones familiares son ortodoxas y hasta aparece un cura que bendice la unión entre los protagonistas, en esta segunda se nos presenta una familia desestructurada, para que se vea cómo cambian las cosas.
Tom Cruise, en general está bien, aunque con alguna escasez en su actuación, con sus tics habituales. Dakota Fanning excelente.
Por último, decir a todos aquellos a los que les parezca que el final es «hollywoodiense», que le imputen la responsabilidad al propio H.G. Wells, quien no sólo coloca a la naturaleza siempre por encima del hombre, sino que además concluye su relato con un optimismo que podríamos llamar antropológico, de no ser porque la expresión es un disparate conceptual.
He omitido algunas series de tv o tvmovie por no tener elementos de juicio y por su baja calidad como obra artística.
Se respeta copyright y derechos de autor, pues se utiliza sin ningún ánimo de lucro
Aquí está el mega original video promocional de 1978 de la “Versión Musical de Jeff Wayne de La Guerra de los Mundos” de Columbia Records. Este clip se hizo para promover el lanzamiento del disco basado en la historia de ciencia ficción de H. G. Wells.
Se respeta copyright y derechos de autor, pues se utiliza sin ningún ánimo de lucro
New York, NY: Miles de oyentes de radio en los EE.UU. tienen miedo a la histeria colectiva por una dramatización de HG Wells (thriller de época radiofónico) de “La guerra de los mundos», con puesta en escena por Orson Welles, el joven actor-director, y la posterior conferencia en rueda de prensa. Así mismo en este video relata la visita del Rey George y la Reina Isabel en Londres, Inglaterra a los internos en el Hospital para Niños Enfermos de Great Ormond Street donde reciben una gran ovación cuando visitan los nuevos edificios de la institución y la estancia para una fiesta de té siendo los invitados los jóvenes pacientes.
Se respeta copyright y derechos de autor, pues se utiliza sin ningún ánimo de lucro
Emision radiofonica de La Guerra de los Mundos en la radio española en RNE, 70 aniversario de La Vispera de la Guerra, Madrid 2008.